Al despertar estaba acostada en mi cama dentro del Castillo, llevaba puesta
mi pijama y había una suave musica saliendo de las bocinas de mi Ipod.
-¿Estas bien?- La aterciopelada y ahora dulce voz de Alec provenía de la
puerta de mi habitación. Intente girar mi cabeza para verlo, pero él ya estaba
sentado junto a mi piernas y sostenía una de mis manos entre las suya. –Antier
usaste mucha de tú fuerza para controlar a La Guardia.
-¿Antier?- Alec asintio con una sonrisa burlona.
-Dormiste tanto que los Líderes sé enojaron de no poder saber lo que
hiciste.- Su sonrisa fue aun mayor.
-No le veo lo gracioso.- Le dije un tanto enojada Hacer enfadar a Los
Líderes Vulturi no me ayudaría en nada a seguir con vida.
-Angélica y yo no les hemos dicho nada de tus dones y Aro no ha podido
leer nuestros pensamientos gracias a la Verbena.
-Entonces tengo que ir a mostrarles lo que pasó.- Intente levantarme pero
Alec me detuvo besándome.
-Ellos van a venir.- Unos suaves y rítmicos pasos, menos bailarines que
los de mi tía Alice, se acercaban a mi habitación. -Son ellos.- Alec volvió a
su habitual frialdad.
-Renesmee, es magnifico que ya hayas despertado.- La voz de Aro se me
hacia más molesta conforme más tiempo la escuchaba. –Dinos que fue lo que paso
ayer.
-Eso tiene una explicación muy sencilla, mi don tienen cierto parecido con
el de Zafrina.
-¿Qué hiciste con La Orden?- La voz de Marco era tranquila como la de mi
abuelo, pero llena de tristeza.
-Los abandonamos en el bosque y los hice creer que sólo habían ido a
cazar.
-¿Eso es todo?- Aro parecía algo decepcionado. –Esperaba algo con más
dramatismo.
-Lamento decepcionarlo.
-Si ya no tienes nada mas que decir, nos retiramos, tenemos cosas importantes
que hacer.
-¿Puedo ir de caza?- Dije rapídamente antes de que los hermanos salieran
de mi habitación.
-Por supuesto, querida.- Dijo Aro con una falsa sonrisa. –Alec, llevala y
traela a salvo.
-Sí, señor.
Cuando los pasos estuvieron lo suficientemente lejos me levanté.
-¿Qué ocurrio con Jeremy?- Le pregunte a Alec mientras buscaba un vestido.
-Después de que Angélica te revisará y dijera que sólo estabas cansada, él
fue a hablar con Los Líderes a pedirles quedarse.
-¿Qué le dijeron?
-Lo permitieron, con la condición de que él les contará las debilidades y
fortalezas de un Hijo de La Luna.
…
-¿No crees que comiste mucho?- Alec sonreía mientras caminabamos tomados
de la mano de vuelta al auto.
-Es muy agotador controlar la ente de tantos seres inmortales.
-¿No lo haces para recuperar el color chocolate de tu ojos?- Me pregunto
deteniendose y levantando mi rostro tomando mi quijada entre sus dedos.
-No, Angélica dijo que lo más probable era que mis ojos sé quedarían eternamente
grises.- Baje la mirada, me fascinban mis ojos chocolate, me recordaban que una
parte de mi era normal, humana.
-No te pongas triste, te ves igual de linda con los ojos grises.- La voz
de Alec era tierna.
…
Al llegar al Castillo, Angélica nos estaba esperando en el garage.
-Necesito que le lleves esto a Jane.- Angélica le dio a Alec un frasco plateado
del que provenía el delicioso aroma a sangre humana.
-¿Por qué no se lo llevas tu?- Dijo con molestia Alec.
-Porque ayer que se lo lleve me grito.- Angélica parecía realmente dolida.
–Me culpo porque esta herida.
-¿La lastimaron?- Alec no me había dicho que su hermana había sido
lastimada durante la pelea.
-Le arrancaron un brazo, pero ya casi esta bien.- Alec hablo con
tranquilidad. –Ve a descansar, luego subo a verte. –Beso rapidamente mis labios
y salió corriendo.
-No es por dejarte sola, pero tengo mucho que analizar antes de tu
cumpleaños.
Cuando llegue a mi habitación me acerque a mi maleta, saque mi celular y
busque el numero que había temido marcar, cuando los pitidos comenzaron mi
corazon se acelero, no sabía como se tomaría que lo terminará, no quiero
pererlo, él es alguien importante en mi vida.
-Ness, me alegra que llamaras, no sabes cuanto deseaba hablar contigo, no
me dirigiste la palabra cuando estuve en Volterra.
-Detente.- Le dije antes de que comenzara a decirme cuanto me amaba.
-¿Qué ocurre?- Su voz cambio, dejo de tener un tono alegre y pasó a uno de
preocupación.
-Ya no puedo seguir con esto, no puedo seguir contigo, no ahora.
-¿Por qué?- Él comenzaba a molestarse. -¿Es por eso estupido chupasangre?
-No lo llames así.- Ahora yo también estaba enojada, que insultara a Alec
me resultaba muy molesto.
-Lo defiendes.- Su voz se volvio neutra.
-Sí, lo hago…Aunque debo aceptar
que no pense llegar a hacerlo.
-¿Qué fue lo que paos?
-No lo se…un día lo odiaba y al otro ya no…él me trataba bien…las cosas
pasaron muy rapido.
-¿Qué ha apasado entre ustedes?
-Nada importante…- Aunque creo que pronto pasaría algo que se volvería un
secreto entre Alec y yo.
-¿Nada?- De su garganta salio una especie de risa mezclada con un gruñido.
–Ese chupasangre no te quiere realmente…no como yo.
-Jacob, por favor, detente…
-No lo haré, se que él te esta usando…
-¿Para qué?
-Para llegar a tus padres y a tu tia, ellos harían cualquier cosa por ti,
hasta unirse a la Guardia por salvarte.
-Él no planea nada malo.
-Lo hace…
Antes de que Jacob siguiera insinuando cosas malas sobre Alec, colgue.
Me recoste en al cama mirando el techo muy enojada, pero pronto aparecio
el rostro de Jacob, un rostro triste, frustrado, enojado y traicionado…recorde todas
las veces en que él me había salvado o ayudado.
*Una vez en invierno, cuando mi tío Emmett me estaba esperando con una
gran dotación de bolas de nieve, Jacob me detuvo tomandome de la mano, se
hagacho, me solto e hizo una rapida bola de nieve.
-Has más.- Hice lo que me pidio y deje todas las bolas de nieve junto a
él. Mi tio salio detrás de un árbol y comenzo a lanzar bolas de nieve, nosotros
le respondimos rapidamente.
Los tres quedamos empapados y al entrar a la casa mojamos la nueva alfombra
de mi abuela Esme, ella nos regaño y nos obligo a prometer no volver a entrar a
ka casa mojados, tendríamos que secarnos afuera antes de entrar.*
Volvi a tomar el celular y le llame de nuevo a Jacob, pero no contestó, me
mando directo al buzon de voz, volvi a intentar y sucedió lo mismo, no quería
que nuestra amistad y todo lo que pasamos juntos se perdiera en un solo día,
así que decidi dejarle un mensaje.
-Jake, de verdad te quiero, eres alguien sumamente importante en mi vida,
no te quiero perder, pero tampoco quiero que hables mal de la persona a la que
amo, se que tu siempre pensaste que cuando fuera mayor estaríamos juntos, que
tu imprimación sería correspondida, lamento no haber podido hacerlo y lo que
más voy a lamentar es perderte, no quiero que te alejes, se que sonara egoísta,
pero quiero que sigas junto a mi, apoyandome, ayudandome…de verdad me gustaría que
fueramos amigos.- Colgue y rogue porque Jacob escuchara el mensaje completo,
que no lo borrara.
El delicioso aroma de Alec se hacia más intenso conforme más cerca estaba
él de mi habitación. Me levante a abrir la puerta antes de que él entrar sin
avisar.
-Fuiste rápida.- Dijo suavemente cuando estuve parado frente a mi. M
ebeso, fue algo suave y dulce.
-Adoro tus besos.- Le diej al separarnos.
-Ven.- Me dijo tomandome de la mano.
-¿A dónde vamos?
-A seguir con tus pruebas, necesitamos tener los resultados mañana
temprano.
-¿Por qué? Mi cumpleaños es en dos días.
-Lo se, pero creemos que no querras que te saquemos sangre el día de tu
cumpleaños, ¿o si?
Me resigne a ser arrastrada por Alec hasta la enfermería y a no fingir
dolor cuando las gujas perforaran mi piel y extrajeran sangre de mis venas.
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