Los mutos nos persiguen a través de los túneles, las escaleras se hacen cada vez más lejanas hasta que no las alcanzo, mi único consuelo al verme tan cerca de los mutos y sin forma de huir, es que si Katniss llega a Snow mi pequeña Annie estará a salvo, nadie podrá dañarla si no estoy para cuidarla, mi muerte le dará la tranquilidad que le dan mis palabras cuando recuerda como la torturaron…
Mi única
arma es mi eterno tridente, él que me saco de tantos apuros y con el que
moriré.
Cuando tres
mutos me atacan sé que es mi fin, moriré. El muto que tengo frente a mi hecha
la cabeza hacia atrás listo para matar…
~La joven
ganadora de los juegos acababa de mudarse, creí que lo más decente sería darle
la bienvenida. Con un pay de queso que compre ocupando una de mis manos, toque
la puerta lentamente. Una hermosa joven de aspecto infantil y dulce abrió la
puerta.
-Hola, soy
Finnick y vengo a darte la bienvenida a tu nuevo hogar.
-Gracias, yo
soy Annie-A pesar de verla tantas veces en televisión, el tenerla enfrente me
hizo dar cuenta que desde el momento en que su nombre salió en la cosecha me
enamoré perdidamente de ella….
Annie cubrió
sus oídos y cerro fuertemente los ojos.
-Tranquila,
todo estará bien. Piensa en el mar, en las olas rompiendo en las rocas, piensa
en casa, en un lugar seguro. –Cuando termine de susurrarle aquellas palabras al
oído Annie bajo la mano que aun cubría el otro oído.
-Que tú
estés junto a mí me basta para saber que todo estará bien.
-¿Por qué lo
dices Annie?-
-Cuando
estuve en el Capitolio, me torturaron con charlajos que tenían tu voz,
gritabas, era como si estuvieras cerca pero a la vez lejos de mí y no podía
hacer nada para detener tu sufrimiento.-Palabras sencillas, pero que hacían que
todo mi mundo se viniera abajo y se reconstruyera gracias a ella, ella era mi
vida, la única mujer con las que quería estar hasta que la muerte nos separará
e incluso después de esta…
-¿Annie
Cresta, me harías el honor de casarte conmigo?-Por primera vez en mi vida sentí
pánico, sabía que ella me amaba pero a pesar de mi comportamiento me es muy
difícil decir mis sentimientos.
-Finnick,
claro que sí, acepto ser tu esposa.-Lagrimas de felicidad brotaron de los ojos
de Annie y rápidamente mi vista se opacó, tanteando le coloque el anillo y la
bese…Cresta
-Finnick,
cuídate mucho.-Los ojos de mi esposa estaban empañados por las lágrimas que
amenazaban con salir en cualquier momento.
-Lo prometo.
Pero si no regreso, quiero que siempre me recuerdes.
-Tú también
recuérdame.- Las lágrimas comenzaron a salir por sus ojos cuando tomo su rostro
entre mis manos y la bese. No fue un beso como los demás este fue totalmente
distinto, era un beso de despedida…~
{…}
-Annie,
necesitas comer, si quieres no comas por tu bien, come por el bien de tu bebé.-Insistió
Prim. La pequeña hermana de Katniss se había vuelto mi consuelo desde la
partida de Finnick, siempre estábamos juntas consolándonos por la lejanía de
nuestros seres queridos. Aquella pequeña era tan valiente, gracias a ella he
sobrellevado estos días sin Finnick, cuando me entere que iba a ser madre me
alegre y entristecí, ahora deseaba con más ansias que él volviera.
**-Annie….Annie.-La
lejana voz de Finnick me atraía al mar. Cuando por fin lo distinguí mi
felicidad fue inexplicable. Él se encontraba en la orilla de la playa; las
pequeñas olas mojaban su traje negro, el que uso cuando nos casamos; su cuerpo
estaba rodeado por una silueta blanca brillante. -Annie ven, necesito decirte
algo.- Me acerque rápidamente a él, rodee su cuello con mis brazos y lo abrasé,
al instante el me correspondió. –Vine a despedirme.- Dijo en cuanto me separe
de él.
-No puedes
irte, no ahora.- Las lágrimas opacaron mi vista y mojaron mi rostro
rápidamente.
-¿Recuerdas
lo que te dije antes de irme?- Su dulce voz se desvanecía con cada palabra, sus
fríos dedos secaban las lágrimas que mojaban mis mejillas. No respondí, me
limite a abrazar fuertemente mi vientre. –Quiero que siempre me recuerdes, que
me recuerdes como el chico al que le gustan los azucarillos y hacer bromas.- Su
voz ahora era quebradiza y algunas lágrimas también salían de sus hermosos ojos
verde-agua.
-No me
puedes dejar… ¡Finnick, vas a ser padre!- La desesperación de perderlo se
apodero de mí.
-Lo sé y por
eso te pido que seas fuerte, no te dejes vencer. Quiero que sigas adelante con
tu vida y cuides de nuestro hijo.
-Finnick no
podré hacerlo sin ti. ¿Qué pasara cuando recuerde los gritos de los Charlajos?
-Imagina que
estoy en un lugar mejor, uno en donde nadie me dañara…se feliz y cuéntale a
nuestro hijo como era, enséñale a hacer bromas y a comer muchos azucarillos.
Dile que yo estaré cuidándolo desde el cielo.- Su sonrisa demostraba tristeza y
felicidad.- Te amo y ni la muerte podrá cambiarlo. **
Desperté
feliz de saber que mi Finnick ahora estaría seguro, pero triste porque no
conocería a nuestro hijo. Me levante de la cama, subí las escaleras rápidamente
y en una pequeña ventana que encontré, me asome.
-Siempre te
recordare Finnick y nuestro hijo sabrá todo lo que hiciste, sabrá como luchaste
por un mundo mejor, sabrá que moriste buscando defender lo bueno.
Cuando
termine de hablar una estrella fugaz atravesó el cielo, estoy segura de que era
Finnick, era su forma de decir que nos cuidaría.
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