{…}
-Vamos Alec, no tardan en llegar.- Me dijo Angélica.
Corrimos atravesando el patio trasero hasta el claro, a unos
metros del bosque. Una ráfaga de viento trajo consigo un olor del muy conocido
para mí, el perfume de Katherine.
-Hola, queridos amigos.- Dijo descaradamente Katherine. -Lamentamos
llegar sin avisar, pero necesitábamos hablar con ustedes.
-¿Qué necesitan?- Pregunto Aro. Cuando comenzó a caminar hacia
el frente, Renata puso su mano sobre la espalda de él, protegiéndolo.
-Saber el porqué de su visita.
-Eso a ustedes no les incumbe, estando la luna tan lejos,
ustedes son débiles.
-Así que ya saben nuestro pequeño secreto.- Dijo divertida Katherine.
–Aunque eso no importa, somos mejores que ustedes.- Katherine se acercó
repentinamente a Aro. – Ştii Clan poate termina cu uşurinţă, că nici darurile de la
Garda de bijuterii dvs. sunt în măsură să ne bată ... mi-ar fi mort, dacă am
avea alte planuri. (Sabes que podemos acabar con tu Clan con facilidad, que ni
los dones de tus joyas de la guardia son capaces de vencernos…ya estarían
muertos si no tuviéramos otros planes.)
Katherine hablo en un perfecto rumano. Sus palabras eran siseos.
Antes de que Aro pudiera responder el clan desapareció en el bosque de la misma
forma en que llegaron, sin que pudiéramos darnos cuenta rápidamente.
-Ve a ver a Ness.- Dijo Angélica en mi oído. El clan se acercó rápidamente
a Aro para planear un ataque, cuando todos estaban hablando Salí corriendo hacia
el castillo.
{…}
-Nessi, desierta, necesitamos salir.- La voz de Alec me obligo a
regresar a la realidad.
Al abrir los ojos lo vi con un atuendo de adolescente normal.
-¿Qué te paso?- Pregunte sentándome en la cama con su ayuda.
-Pensé que sería mejor que estuviéramos afuera cuando la guardia
llegara.
-¿Y esa ropa?- Ya estaba de pie y caminando hacia mi armario por
mi bolsa.
-Sería más fácil pasar desapercibido entre los humanos si me
visto así…
-Claro…ese atuendo evitara que todos te vean brillar con el
sol.- Había tomado un pequeño cuchillo que había sacado de los juguetes del tío
Jasper. Matarlo ahora sería tonto, lo mejor sería matarlo estando en donde sea
que me lleve. –Aunque, siendo un Vulturi, debes saber bien lo que haces.-
Guarde el cuchillo en la bolsa que estaba colgando de mi brazo derecho y
regrese la vista a “Alec”. –Vamos.
La sonrisa de aquel ser, me demostró que se de verdad se actuar,
ahora él cree que caí en su juego.
-Vamos.- Extendió su mano hacia mí y me condujo pro las pasillos
del castillo hasta una alcantarilla.
-No voy a pasar pro ahí.- Dijo con disgusto señalando el agua
que corrió a unos metros de mis tacones.
Me tomo en brazo y cruzo la alcantarilla hasta una escalera,
cuando pensé que tendría que subir sujetándome con las manos de aquellos tubos
de metal oxidado, alguien abrió a la alcantarilla. Quién me sostenía, salto y
callo en la acera de un péquelo callejón en el cual no entraba ni un rayo de
sol.
-Lamento esto.- Sus palabras no fueron de disculpa, fueron de
diversión.
Coloco un trapo en mi nariz y boca, el aroma proveniente del líquido
con que lo mojaron, me causo mareo y después todo se nublo.
…
-Ya debía despertar.- Dijo una chica. Suave, aterciopelada y
tenebrosa, sentía haberla escuchado antes.
-¿Estas seguro de no haber usado demasiado cloroformo?- Pregunto
una chica con cierto tono burlón. Su voz
era dulce, tierna y te inspiraba confianza.
-Use lo que uso con cualquier humano, solo que ella es híbrida, su
cuerpo lo acepto de una forma distinta.- Estaba segura que esa era una voz
conocida. –Tienen que salir, no tarda en despertar.
-Claro, mi amor.- Dijo dulcemente la chica de voz tierna.
-Nessi, ¿te encuentras bien?- Pregunto Alec.
-No.- Respondí a la defensiva. –Ahora dime quien eres si no quieres
morir.- Mi respuesta no le complació. Su rostro dejo de ser el de Alec y pude
ver a Alexander enfadado.
-Bien. Entonces no hay nada que ocultar.- Se acercó rápidamente a
la puerta y se asomo.- Katherine, Caroline, entren, se dio cuenta.- Dos chicas
entraron a la habitación.
-Así que no eres tan estúpida como creí.- Sus cálidos dedos
rozaron mis mejillas como si me apreciara. –Así que ahora todo será por las
malas.- Sus manos se cerraron entorno a mi cuello quitándome le aire. –Ahora,
harás lo que te diga.- Sus ojos se volvieron más claros de lo que ya lo eran,
sus pupilas se expandieron y sus mirada su lleno de vida, una vida que
asustaba. –Tu viniste aquí por que quisiste, nadie te obligo, te quedaras con
nosotros y sin importar nada no querrás regresar con los Vulturi.
-Tu no me ordenaras nada.- Le dije de madera altanera con el
poco aire que tenía.
-¿Qué?- Sus manos me soltaron y ella se alejó. –¿Tienes algún
don?
-Sí, un escudo mental.- Respondí dulcemente.
-Entonces las cosas serán más difíciles.- Me señalo de con
enfado y Alexander me coloco sobre su hombro derecho., sujeto mis piernas a su
pecho y mi cara quedo a la mitad de su espalda. –Llévala a los calabozos, asegúrate
que le den comida todos los días y tenga todo lo necesario para sobrevivir.
-¿Pero que dices? Se supone que la raptamos.
-Lo se.
-Entonces por qué quieres tratarla bien.
-Yo tengo mis razones.- Respondió Katherine con dureza.
Alexander salió de la habitación, atravesó varios pasillos, descendió un
centenar de escaleras y me bajo de su hombro dentro de una celda que parecía un
mini departamento.
-Es el único lugar que tenemos para nuestras visitas.- Dijo con
repugnancia y salió cerrando la puerta de metal con llave.- En unos minutos
vendrá alguien a darte de comer…-Dijo y comenzó a alejarse.- Solo, no te lo
comas a él.- Dijo volviendo la cara momentáneamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario