-Cuando Dídima fue transformada tenía un ovulo preparado para ser fecundado y que ella quedara embarazada, cuando lo hizo con el humano fue como si aquel ovulo hubiera vuelto a la vida, entonces una parte de ella cambio tanto hasta parecer la de una humana, cuando la bebé nación su cuerpo regreso a como era antes, como si nunca hubiera estado embarazada.
-¿Enserio?
-Sí, aunque aún nos quedan muchas dudas de cómo fue que ocurrió eso, aunque hemos investigado no hallamos nada, en todas las leyendas que hay sobre vampiros ninguna dice algo parecido a lo que ocurrió con ella, aunque si eso fuera posible, pues… -Alice dejo de hablar como si hubiera estado a punto de decir algo de más.
Cuando llegamos a la casa todo había cambiado, ahora había una gran parte enfrente de la casa sin árboles, con una especie de piso, era de un color raro.
-Aquí entrenaras, este piso no se va quemar, ni a chamuscar. –Dijo Dídima.
La primera hora de entrenamiento fue cansada, ya que me quería enseñar a sacar el fuego y mantenerlo en una pequeña flama en mi mano, las primeras veces salían grandes lengüetazos de fuego, que cada vez se hacían más fuertes, lo que tenía que ver con mi estado de ánimo, cuando no puedo hacer algo bien a la primera me enfado.
Después de otra hora de entrenamiento por fin salió una pequeña flama:
Dídima me explico como lanzar bolas de fuego, en las bolas de fuego tardamos demasiado, cuando por fin aprendi a crearlas y aventarlas ya había anochecido y yo me sentía super cansada y desidratada, cuando sacaba fuego sentía como si todo mi cuerpo estuviera a unos 40 grados o más, el calor era insoportable, peor me hacía sentir mewjor el saber que el calor probenia del fuego que yo ahora controlaba.
La semana pasó demasiado rápido, en todo este tiempo apenas y había visto a Alec, siempre estaba en casa de Dídima practicando y cuando llegaba lo único que quería era agua, comida e irme a dormir.
Hoy sería mi última prueba, controlar de tal manera el fuego que cubriera mi cuerpo pro completo y no quemara mi ropa ni sintiera calor, el cual había dejado de sentir de manera tan intensa hace unos 2 o 3 días atrás.
Hoy cuando llegue todo había cambiado de nuevo, ahora solo habían árboles en vez de mi piso anti fuego.
-Dídima… -Dije un poco dudosa, ya que temía quemar todo el bosque.
-Lo lograras, has aprendido a controlar mejor el fuego. –Voltee a ver a Alice y ella solo asintió.
-Está bien.
-Siéntate aquí, -Dídima señalo el centro de donde se encontraba mi lugar de entrenamiento.- Junta tus piernas a tu pecho, con una mano abraza tus piernas y con la otra toma un lado de tu cabeza. –hizo todo lo que me pidió Dídima, creo que en esta posición tardaría más el fuego en llegar a los arboles de mi alrededor, nos separaban a penas 2 metro a cada árbol y a mí.- Ahora concéntrate, as que tu fuego cubra tu cuerpo sin hacerte daño.
-Todo saldrá bien. –Me dijo Alice.
Me concentre y logre que mi cuerpo iniciare a cubrirse de fuego, primero fueron mis brazos, luego mis piernas y por último el resto de mi cuerpo, lo que me sorprendió fue que uno de los mechones de mi cabello callo sobre mi cara, mi cabello ya no era negro, ahora era rojo y estaba en llamas:
Me desespere e inicie a correr, escuche que a mis espaldas gritaban Alice y Dídima, después de correr por unos cinco minutos en los que no me canse llegue a la casa de los Cullen, cuando Alec me vio intento acercarse a mí, peor Alice lo detuvo.
-Si la tocas te quemaras.
-¿Estás loca? Está en llamas, ella se quemara.
-Lleva así 5 minutos y no le ha pasado nada. –Cuando oí eso me di cuenta de que era verdad, no me había pasado nada, me relaje y poco a poco el fuego dejo de cubrirme.
2 comentarios:
ah! ahora entiendo... tu si que piensas en todo!
¡wow! estuvo muy interesnate, ¡ya quiero leer mas! :)
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